domingo, 3 de abril de 2011

Más allá

Cuento de Horacio Quiroga
Diario de la protagonista
Autora: Clara Escarrabill, 3 ESO A

Sábado 23 de Mayo de 1908,
Hoy por la mañana he ido a dar una vuelta por el parque para poder pensar en mis cosas. En casa iba todo bien pero yo no estaba feliz del todo. Al cabo de más de una hora andando, he decidido asentarme en un banco y a los pocos minutos se ha asentado a mi lado. Era un chico de casi mi edad, un poco mayor que yo, pero muy guapo. Enseguida ha sacado un tema de conversación y hemos empezado a conocernos. Al mediodía, cuando el Sol cada vez era más fuerte, me ha invitado a comer en un restaurante. Era un restaurante chiquitito pero muy agradable y familiar. Hemos pedido y hemos empezado otra vez a hablar sin parar. Al acabar de comer, ha pagado. Al salir a la calle hemos Cada vez era más oscuro, se hacía de noche. Hacía ya más de tres horas que hablábamos y yo quería que ese momento nunca se terminara. Hacía mucho que no era tan feliz. Ese chico me gustaba. Se ofreció a acompañarme hasta casa. Al llegar, acordamos que el día siguiente quedaríamos por la tarde en el mismo banco donde nos habíamos conocido. Mamá estaba desesperada porque se pensaba que me había pasado algo al llegar tan tarde. He cenado y me ido a dormir. Presiento que mañana será un día inolvidable.

Domingo 24 de Mayo de 1908,
Cuando me desperté supe que hacía un día precioso y cuando miré por la ventana lo pude afirmar. Estaba contenta y feliz. El desayuno sabía como nunca. Delicioso. Saludé a mamá y a papá con un beso a la mejilla a cada uno. La mañana duró demasiado. Comí. No sabía ni lo que comía. A la tarde me apresuré a marchame al banco del parque. Me esperé una hora y en aquel momento llegó él. Me saludó con un beso a cada mejilla pero yo ya estaba en el paraíso. Hablamos y pasaron las horas volando. Ya era de noche cuando me acompaño a casa. Mi madre ya sabía que llegaría como la noche anterior. Mamá me cocinó mi plato favorito y cuando terminé fui a dormir.

Lunes 25 de Mayo de 1908,
Hoy me he levantado de mal humor. Ayer, él me dijo que hoy no podíamos quedar. ¿La razón? Que trabaja todo el día. Estoy un poco triste. Es injusto. Cuando estoy con él me siento como nunca me he sentido en todo mi vida, feliz. No me lo puedo creer. Además hoy no tengo nada interesante que hacer, ya que hoy no hay clase porque es un día festivo. Estoy aburrida y triste estirada en el sofá. Mamá está cocinando la comida y papá trabajando en su empresa. Mi madre me llama para comer. Ya he comido. He estado toda la tarde dándole vueltas a una sola cosa: Luis. Quería recordar quién era él, que le gustaba a él,… Ya es de noche. Voy a bajar para cenar. Ya he vuelto. Creo que es mejor que hoy vaya a la cama para estar fresca para mañana.

Martes 26 de Mayo de 1908,
Me he despertado con la misma actitud que ayer: mal humor. He desayunado. He ido a la escuela. ¿Sabes quién ha venido a buscarme? Luis. He sonreído felizmente. Me ha invitado a comer. Esta vez no en un restaurante, ya que tiene un poder económico bajo, me ha hecho un bocata. Era buenísimo. Al terminar, hemos ido a dar una vuelta por nuestro parque y luego a nuestro banco, donde nos conocimos. Seguimos hablando hasta las tantas sobre nuestras cosas que nunca habíamos dicho a nadie antes los dos. Más tarde, observamos que el cielo estaba oscuro. Era de noche. Me acompaño hasta la puerta de mi casa y me dio un precioso beso en la mejilla derecha. Se despidió recordándome que me vendría a buscar a la escuela. Cuando entré en casa, mamá estaba al borde de un ataque de corazón. Me había olvidado, no la había avisado de que no vendría a comer y que volvería más tarde de lo normal. Cuando se tranquilizó, me castigó sin cenar. De este modo me fui a dormir. No estaba triste, rabiosa o enfadada más bien estaba feliz.

Miércoles 27 de Mayo de 1908,
Hoy me desperté y el cielo era tan azul como los ojos de Luis. Estaba de muy buen humor. Desayuné y le dije a mamá que hoy vendría tarde porque tenía que ir a casa de una amiga a hacer un trabajo de filosofía. Mentira, en realidad había quedado con él. Las horas en clase se me hicieron eternas. Al terminar, recogí mis cosas a una velocidad vertiginosa. Lo busqué y lo encontré. Hicimos lo mismo que la tarde de ayer. Comimos, hablamos… Pero con una pequeña diferencia. Se me declaró y me besó profundamente. Fue un momento precioso. ¡SOMOS NOVIOS! Por la noche me ha vuelto a acompañar a casa he decidido presentárselo a mis padres. Cuando nos abrieron la puerta no parecían estar muy contentos. Los presenté y mis padres fueron correctos con él pero yo sabía que no les gustaba. Él sospechó algo pero no me lo dijo. Se despidió de mí disimuladamente con un beso suave. Cenamos. Ninguno de los tres dijimos nada. Pero al terminar… Papá me castigó sin poderlo verlo más porque decía que era pobre. Subí corriendo a mi habitación. Haría cualquier cosa por verlo.

No hay comentarios.: